jueves, 4 de mayo de 2017

EN LA VEGA, LOS PUEBLOS Y LAS SEMILLAS SE HERMANARON POR OCTAVA VEZ


Se iba a hacer, lo sabíamos todos; era solo cuestión de cuándo. La fecha encajó perfecta, del 28 de abril al 1 de mayo, día internacional del trabajador. Y si de trabajo se trata, quién mejor que el Proceso Campesino y Popular del municipio de La Vega para organizar el Encuentro Internacional al que todos queremos ir y muy probablemente, al que todos alguna vez iremos. Pasó el 8° Pueblos y Semillas, único y enriquecedor, como siempre.
Comenzó el viernes en la Escuela Normal Superior Los Andes de La Vega Cauca, con la presentación de la guardia campesina; quienes, estarían a cargo del control y la seguridad de todo el Encuentro, se hizo el  recibimiento de las y los participantes, provenientes de distintos rincones del Departamento, de Colombia y el mundo. Como es costumbre, lo primero en La Vega es el reconocerse los unos a los otros, encontrarse y reencontrarse; por eso es que una vez que uno participa de un Pueblos y Semillas, deja amistades y cariños que no se olvidan. Así transcurrió la jornada entre abrazos, estrechadas de manos e intercambios, “poniéndonos al día”. Todas las organizaciones y participantes tuvieron la oportunidad de presentarse y recibir la más calurosa bienvenida, en la fría tarde vegueña. En la cena, hicieron su primera aparición protagónica las compañeras de la cocina y los productos de la región, calentando los estómagos y los corazones, como tan bien saben hacerlo y lo harían durante todo el Encuentro.
El sábado, desde primera hora, a trabajar. Se hizo en mesas temáticas, en las cuales se analizó durante el fin de semana de forma integral las problemáticas: Ambiental minero-energética, estrategias integrales por la defensa del territorio; Gestión comunitaria del agua; Tierra, territorio, territorialidad campesina y campesinado como sujeto de derechos; Agricultura orgánica; Protección y control territorial en clave de derechos humanos; Problemática de la industria de las drogas ilícitas y uno de sus efectos: Los cultivos de coca, marihuana y amapola; Medicina tradicional; Participación política, popular y comunitaria; Comunicaciones; Mujer y juventud campesina. Utilizando sabiamente la concepción y metodología de la educación popular, se realizó un primer momento de intercambio de experiencias y saberes; mucho para compartir, mucho para aprender.
Al mediodía, un momento muy especial: el trueque de semillas, productos alimenticios y medicinales en la plaza de mercado de la cabecera Municipal de La Vega. La organización incluía así a las comunidades del macizo, estrechando los vínculos pueblo-territorio, una característica  de la casa. Los rostros de la gente al intercambiar sus semillas y saberes, son una de las mejores postales del Encuentro.
Por la tarde, se continuó con los intercambios de experiencias y las ponencias de compañeras y compañeros que han tenido la oportunidad de profundizar, sea por la práctica, por el estudio o ambas, en las distintas problemáticas abordadas. Momento clave para unificar criterios y entender entre todos, un poco más, nuestra realidad.
A la noche, los actos culturales: música y teatro para disfrutar del talento vegueño, sin dudas en alza, que combina la calidad con la crítica social, siendo una parte fundamental de la resistencia campesina contra la cultura del consumo y el despojo. Un verdadero placer para los asistentes.
El domingo, a primera hora del día, llegaba el momento de construir los mandatos populares para el accionar de las comunidades, implementar de la manera más concreta los Acuerdos de La Habana y avanzar en el proceso Constituyente. Es decir, que a partir de la reflexión de nuestras experiencias y de profundizar en las problemáticas, pensar entre todas y todos qué se debe hacer para continuar la lucha por el mismo camino. Con la claridad política de las y los participantes, construyendo en colectivo gracias a la educación popular, cada mesa o eje temático eligió la forma creativa de presentarlos en la plenaria, donde una vez más se destacaron los talentos artísticos, algunos escondidos hasta el momento (como algunas imitaciones y actuaciones) y otros siempre en creciente desarrollo. Especial reconocimiento a la mesa de Mujer y juventud campesina, que tuvo como protagonistas a un niño flautista y a una “mujer bonita” rapera, de las que luchan, claro.
Emocionante e interminable (en el mejor sentido) fue el cierre del evento. Saludos, reconocimientos, discursos inspiradores, el himno del Macizo Colombiano interpretado por el grupo de música andina del Corregimiento de Altamira “Tierra Andina, nuevas presentaciones de música y teatro, también con los jóvenes vegueños como protagonistas y la Fiesta de la Semilla, una rumba de música andina que hizo olvidar del frío a todos los presentes. 
Pasó el Pueblos y Semillas de 2017. La sensación de todos: volver. El compromiso de todos: seguir dándole para delante, solo que ahora, con un poco más de conciencia, hermanamiento y unidad. La Vega enamora, porque lo hace sentir a uno del lugar, porque su historia y su pueblo le transmiten desde que se llega, el valor de la vida, el valor del agua; y siendo el Macizo donde nace el agua de Colombia, se toma conciencia con notable naturalidad que ¡SI EL MACIZO VIVE, VIVIMOS TODAS Y TODOS!



Mayo de 2017
¡Hemos puesto en Marcha
Nuestro corazón,
Seguirá en Marcha
La esperanza!


COMISIÓN DE COMUNICACIONES
MOVIMIENTO POLÍTICO Y SOCIAL MARCHA PATRIÓTICA CAUCA 
PROCESO CAMPESINO Y POPULAR DEL MUNICIPIO DE LA VEGA

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