martes, 3 de diciembre de 2013

Carta abierta al Pibe Valderrama y al Chicho Serna

La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, noviembre 30 de 2013

Estimados compatriotas 

CARLOS ALBERTO VALDERRAMA 
MAURICIO SERNA

Cordial saludo,

Nos alegra poderles escribir con ocasión de la paz de Colombia, pues somos fieles admiradores de las proezas que Ustedes protagonizaron en las distintas canchas de nuestro país y el mundo.

Con el mayor de los gustos nos hemos enterado de las afirmaciones que realizaron el pasado 29 de noviembre al diario El Tiempo. Nos alegra particularmente el compromiso que manifiestan con las víctimas en particular y con la paz de Colombia en general. Sabemos que comparten dicho interés con el gremio de los futbolistas y con toda la afición del balompié de nuestro país.

Sepan que en las filas de las FARC-EP el fútbol cuenta con extendida fanaticada. Los guerrilleros y guerrilleras zurcen con esmero los escudos de sus clubes favoritos en sus equipos de campaña, y la discusión sobre los resultados del rentado nacional, los torneos internacionales y de la selección Colombia es usual y recurrente en los momentos de descanso de las marchas y el combate.

En las horas culturales que permite la confrontación, los integrantes de nuestros frentes y compañías organizan picaditos alegres en donde gambetas, chilenas, escorpiones y atajadas se camuflan en los colores de la montaña. Y al final “todo bien, todo bien”.

Nosotros reivindicamos la naturaleza del fútbol como patrimonio de nuestro pueblo. Es la actividad por excelencia en el descanso de los obreros, es el juego dominguero de los cabildos indígenas y del pueblo afrocolombiano, y es factor de unidad en todas las barriadas de la patria. Defendemos la alegría del picado bien jugado y el código de respeto de las banquitas callejeras.

Sabemos igualmente de la creciente adhesión de los hinchas de todo el país a las distintas causas sociales y populares. Nos alegra ver en las tribunas banderas de solidaridad con el campesinado, el movimiento indígena, con los estudiantes y por la salud gratuita. Y también los pendones del Che. Esto es síntoma de una ciudadanía crítica, que no traga entero y que está perdiendo el temor a manifestarse.

Somos solidarios con las reivindicaciones de los jugadores profesionales del fútbol colombiano, que se resisten a la tercerización laboral y al manejo mafioso de los clubes. Su lucha, como la de todos los sectores populares, también es nuestra lucha.

Por todas estas razones, y porque además practicamos usualmente el fútbol en nuestros ratos libres de la Mesa de Conversaciones, aceptamos gustosos el reto que nos hacen y complementamos la propuesta de la siguiente manera: juguémonos el Picado por la Paz en dos cotejos de ida y vuelta, la primera aquí en La Habana, la segunda en el tradicional barrio de Pescadito, en Santa Marta, de donde salieron tantas glorias del fútbol nacional.

Nos parece importante definir alineaciones, teniendo en cuenta que en nuestra titular destaca también la participación de compañeras de nuestra Delegación, por lo que es pertinente que Ustedes incluyan en su equipo a compatriotas jugadoras de fútbol comprometidas con la paz, que no habrán de faltar teniendo en cuenta los recientes triunfos de los seleccionados nacionales femeninos. En el Picado por la Paz habrá de reinar el juego limpio y la bandera al viento de la reconciliación.

Estamos dispuestos a todo lo pertinente para materializar cuanto antes estos dos partidos. Quedamos a la espera de su respuesta. Mientras tanto, nos alistamos física y tácticamente para salir a la cancha a jugarnos el Picado por la Paz. Prepárense pues. Aquí los esperamos en La Habana. Refuércense con Higuita, Leonel, Valenciano, el Pipa, Rincón, El Chonto, El Tren, y todas las estrellas rutilantes del futbol colombiano dispuestos a jugarse este partido por la paz.

Y como dice Leonel: “Listo, papá, ¡si es ya es ya!”.

Fraternalmente, compatriotas,

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